El 24 de octubre se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas.
En nuestro país está dedicado especialmente al público infantil y juvenil. Desde el año 1997, la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil promueve esta celebración, apoyada por el Ministerio de Cultura, en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, incendiada el 1992 durante el conflicto balcánico.
En 1992, la Biblioteca Nacional de Sarajevo quedó totalmente en ruinas debido al conflicto bélico de los Balcanes.

El músico Vedran Smailović realizó un homenaje tocando su violonchelo entre los escombros del edificio, para llamar la atención al mundo ante la tragedia de la destrucción del hermoso edificio que ocupaba la Biblioteca Nacional.
Por desgracia muchas otras bibliotecas a lo largo de su historia fueron destruidas. Desde la Biblioteca de Alejandría, la de Pérgamo, la de Constantinopla, y suma y sigue, en su mayor parte por el fanatismo enfrentamientos religiosos y conflictos bélicos.
Cuando yo era pequeña, mis padres me dejaban temporadas largas en el pueblo extremeño donde vivían mis abuelos durante los meses de verano. Mi abuelo, harto de que le persiguiera de un lado a otro como una sombra con un libro releído mil veces bajo el brazo, un día me llevó a la pequeña biblioteca que estaba situada frente a la iglesia del pueblo.
Era un lugar mágico donde había miles de libros infantiles, cómics y silencio. Mucho silencio. El bibliotecario, un hombre de larga barba gris, todos los días me prestaba un libro para que me lo llevase a condición de que se lo devolviera al día siguiente. No hacía falta carnet. Éramos dos personas de palabra. Con un apretón de manos se sellaba nuestro acuerdo, al que nunca fallé. Durante todos los días de ese verano y muchos veranos más seguí yendo a la biblioteca hasta que un verano me dijeron que se había cerrado. Porque nadie iba, me dijeron.
Ese día fue uno de los más tristes de mi infancia. Me costó muchos años entender por qué un lugar tan increíble podía cerrar sus puertas y cómo era posible que los habitantes de ese pequeño pueblo, sin apenas diversiones salvo algún bar, no visitasen uno de los lugares más increíbles que tenían a su disposición, además de las preciosas gargantas naturales que lo rodeaban.
Hay muchas formas de destrucción de las bibliotecas. A veces no hace falta un gran conflicto bélico para que desaparezcan.
Por este motivo te invito a que las disfrutes en tus viajes:
Aquí tienes un las más bonitas del mundo.

Aquí las bibliotecas más espectaculares.


Y, por supuesto, te invito a que descubras la biblioteca de tu ciudad, de tu pueblo, de tu barrio.
¿Sueles visitar las bibliotecas? Escríbeme y cuéntame.
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