El siguiente personaje de la novela Los Hijos de los Magos Muertos es Svet.
Svet es un genio de la mecánica que ha trabajado desde niño en la fábrica textil de lord Weber, donde ha recibido innumerables palizas. Es un experto ingeniero, inteligente y capaz. Tímido y modesto, siempre intenta pasar inadvertido. Svet es un personaje trabajador y perfeccionista. El lugar favorito de Svet es el taller de ingeniería, llena de máquinas, tuercas, cables y termostatos.

Ilustración de Libertad Delgado Rodríguez
“Había comenzado a trabajar en la fábrica textil, con menos de cuatro años, recogiendo algodón del suelo para entregárselo a las hilanderas. Los niños mayores solían atender alguna máquina o atar nudos desechos. Al morir atrapado en la chimenea el anterior deshollinador, se fijaron en él para sustituirlo. Salía de la chimenea con su cara manchada de hollín marcada con las huellas de las lágrimas por el terror que le causaba la oscuridad. Prefería el trabajo con las máquinas de hilar o de tejer. Eran muchas horas de trabajo, pero era fácil. Los niños, huérfanos o abandonados, dedicaban largos períodos de aprendizaje a cambio de una subsistencia mínima, que perdían de forma habitual por las más absurdas razones. Suponían causas de sanción el abrir una ventana, abandonar el telar sin apagar la fuente de energía, silbar durante el trabajo o llegar cinco minutos tarde, entre otras cosas. De ese modo, el salario pactado se convertía en nulo y se trabajaba por un mendrugo de pan y un camastro para dormir en un rincón de la nave. Las palizas de los capataces y de los Weber eran constantes.
La vida de Svet comenzó a mejorar cuando entendió el mecanismo de las máquinas como si él mismo las hubiera fabricado, y gracias a su capacidad de arreglar las fuentes de energía sin sufrir daños. La energía de toda la industria de la ciudad se basaba en el éter mágico que producían los magos. Corrosivo para los humanos, destrozaba la piel y provocaba enormes ampollas a quienes lo tocaban. Svet, protegido con gruesos guantes de piel, era capaz de entrar por cualquiera de los conductos que recorría el éter mágico y arreglar todas las máquinas, fueran telares, ruecas, lanzaderas, conductos averiados o canalización del suministro de magia. Después de trece años trabajando allí, sabía más de la fábrica que sus dos dueños juntos. ”
¿Quieres saber más sobre Svet? Te invito a que leas mi próxima novela: Los Hijos de los Magos Muertos.
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